martes, 23 de noviembre de 2010

"Encuentro en un Café"

-         Disculpa, puedo sentarme en tu mesa a terminar mi cerveza?
-         Si quieres.
-         Hola, soy Javier
-         Mmmhh…
-         No te voy a asaltar, lo juro
-         Una nunca sabe…
-         Ja, acaso tengo cara de asaltante o violador?
-         De violador no.
-         Ahá, gracias, una buena y una mala!
-         De hecho, me acabas de asaltar…
-         Es que te vi tan sola, que pensé que una compañía sería una buena idea
-         ¿Nunca pensaste que quería estar sóla?
-         La verdad, no pensé, sólo actué.
-         Estaba haciendo análisis internos y propios mi querido asaltante.
-         Mmhh, pero por lo general esos se hacen en la noche, antes de dormir.
-         Probablemente tú. Yo, por las noches duermo cómo roca.
-         Que envidia. Yo sufro de insomnio…a todo esto, nunca me dijiste tu nombre.
-         Soy Antonia
-         ¿Y a qué te dedicas Antonia?
-         Traduzco
-         ¿Del inglés?
-         También, pero especialmente del francés y el italiano. Adoro las lenguas que provienen del latín. Y tú, ¿qué haces?
-         Soy fotógrafo y trabajo para una revista, un par de diarios y muchos, muchísimos pitutos.
-         ¡Su majestad el pituto!. Yo también lo hago con pequeñas traducciones para gente que sólo veo una vez en la vida.
-         Hay, eso es atormentante
-         ¿Qué?
-         Eso. No te pasa que ves a miles de personas a diario a las que muy probablemente nunca más verás…nunca!
-         Es la vida my dear. Sómos más de cinco mil millones en este mundo.
-         Antonia, tienes lindas manos.
-         ¿y que tiene que ver eso con la sobrepoblación planetaria?
-         Es que de pronto se me va la conversación a tópicos que no tengo tan claro adonde me llevarán.
-         ¿Con que entonces lo que quieres es coquetear?
-         Soy un hombre y adoro la raza femenina.
-         Ay por favor, no caigas en arquetipos machistas que tan mal les hacen frente a nosotras!
-         ¿Te puedo tocar las manos?
-         No. Eso es un privilegio que yo tomaré. Soy yo quien te tomará la mano….Tienes las manos suaves. Se nota que trabajo con ellas no has tenido nunca…
-         ¿y esa cicatriz?
-         Ahh, ya te diste cuenta…Es cierto, hace un par de años lo intenté. Por fortuna un par de vecinas lo impidieron. Hoy me doy cuenta de lo bella que es la vida. La disfruto mucho.
-         ¿Por qué lo hiciste?
-         Me había separado, estaba mal, no sabía adónde iba mi vida…¿tu nunca pensaste en ello…ehhh,en el suicidio?
-         Yo!, jamás!. Soy demasiado pelotudo y cobarde para pensar ni siquiera en algo así. Razones quizás, pero a lo más, tomo un poco más de vodka de la cuenta y ya!
-         ¿Tienes pareja?
-         No, castidad absoluta desde hace más de tres meses. ¿Y tú?, después de tu separación obviamente.
-         Si, un chico por aquí, otro por allá, algo de sexo , algo de romance cliché, pero nada importante.
-         ¿Familia?
-         Mi vieja que vive en Valparaíso, un par de hermanas felizmente casadas y eso.
-         ¿y tu papá?
-         Se quedó en un infarto hace cinco años.
-         ¿Sueños?
-         ¡Vamos!, surgió el psicoanalista que llevas dentro?
-         Perdona flaca, sólo quiero ser un buen compañero de mesa.
-         Entonces, pídeme otro café que este ya se enfrió.
-         ¿Qué hora es?
-         Pasan de las seis veinte, ¿por qué?
-         Tenía un compromiso a las seis, pero nada importante.
-         No te quedes por mí, yo soy feliz estando sola.
-         No, nada de eso, la estoy pasando muy bien.
-         ¿y el café?
-         Ahora lo pido mi Antonia…
-         Eha!, nada de mi Antonia. Yo no soy propiedad de nadie.
-         Te equivocas mi querida, siempre eres de alguien. Eres su hija para tu mamá, eres su ex esposa para tu ex marido, incluso eres su clienta para el mozo al que acabo de pedirle el café.
-         Sabes a lo que me refiero Javier, perdón, mi Javier.
-         Ja, eres aguda y sarcástica
-         Soy mujer
-         Y me encanta
-         ¿Qué sea mujer?
-         No. Me encanta haberme acercado a esta mesa y haberte conocido.
-         Sólo hemos charlado, ¿qué?, ¿unos veinticinco minutos?
-         Si, y ojalá siguiéramos otros doce mil minutos más.
-         ¡Volvió el macho adulador!...tienes cigarrillos.
-         Sí.
-         Bueno, encendamos un par y conversemos de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario